A LA BÚSQUEDA DE UN LEMA PARA NUESTRA PARROQUIA
Ayer hablamos de la decisión tomada en la reunión de hace unos meses de renunciar a un “mission statement” o enunciado de la misión o principios fundamentales de la parroquia. Nuestra misión no nace de una formulación convenida en una reunión, sino de nuestra condición de Hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, templos del Espíritu Santo y miembros de la Iglesia.
Nuestra misión, como la de cualquier católico, es la salvación de las almas. Nuestra misión es la santidad. Nuestra misión es ser reflejos de la única luz que viene del Señor.
La realidad es que, además, un “ideario” preparado en un retiro o una reunión no tiene demasiada funcionalidad. Me pregunto: ¿cuántos en nuestra comunidad de Santa Ana recuerdan, completo y de memoria, el anterior “mission statement”? ¿Quién pensaba en ese enunciado antes de tomar cualquier decisión apostólica? Yo debo confesar que no me aprendí el “ideario” de la parroquia. No me lo sabía y por eso, no le podía pedir a nadie que se lo aprendiera. Esto no es un motivo de honra, sino de vergüenza porque debería conocerlo: recuerdo palabras sueltas, como “comunidad multicultural” o “escucha de la Palabra”, me parece pero… de poco más me puedo acordar.
Ése es el segundo “talón de Aquiles” de un “ideario”: que no suelen ser fáciles de memorizar. Se olvidan porque suelen ser largos y, a veces, complejos. Precisamente por la dificultad objetiva de recordar una frase o enunciado con demasiadas palabras, el grupo de personas que trabajó en el plan de pastoral sugirió que, en lugar de un “mission statement” al uso, tuviéramos un lema como el de muchas congregaciones religiosas que sirviera para darnos una identidad como parroquia.
Yo me manifesté de acuerdo con la propuesta y, a mi vez, propuse que el lema para Santa Ana fuera muy breve y que fuera en latín. ¡Latín!, dirán algunos. ¿Otra vez latín? ¡Qué manía con el latín! ¿Pero por qué el padre Sergio insiste tanto en el latín?
Sé que algunos pensáis que el latín habría que enterrarlo para no volver a usarlo nunca más. Algunas personas piensan que responde a otra época, y parece que los que gustamos usar el latín somos nostálgicos de tiempos que quedaron atrás. En realidad, no es así.
Éste sería un tema muy largo y no quiero entrar en él, pero voy a dar dos razones muy superficiales si quieren, desde luego no las más importantes, para defender el uso del latín en el lema de nuestra parroquia. El primer motivo es de carácter nemotécnico: usar palabras en latín, de hecho, facilita la memorización. Esto es así: cuando utilizamos un idioma de manera habitual y, repentinamente, se introduce una frase en otro idioma, las palabras se retienen con mayor rapidez. Precisamente porque no estamos habituados a usarlas en nuestra vida diaria, nos impactan de manera especial. Debo decir que este recurso lo encontramos en los mismos Evangelios: los textos que conservamos están escritos en griego pero, de vez en cuando, aparecen expresiones en el original arameo y esas palabras tienen tanta fuerza que es más difícil olvidarlas. Me refiero a expresiones o nombres bíblicos que todos recordamos como Abba, effettá, Gólgota, talita cumi, o las palabras de Jesús en la cruz: elí elí lama sabactani, etc.
El segundo motivo para utilizar latín es que es un idioma culturalmente “neutro”, frente al cual, todos estamos a la misma distancia. Por tanto, es más fácil que personas de distintos países, culturas, idiomas, sensibilidades, se sientan unidos en torno a un lenguaje que es de todos por igual. Es, además, el idioma de la Iglesia y todavía está en uso en el 2020. Son testigos de lo que digo nuestros jóvenes que, en los distintas Jornadas Mundiales de la Juventud en las que hemos participado, han podido rezar con jóvenes de los países más diversos incluso con las mismas palabras por utilizar todos el latín.
De manera que sí: Santa Ana tendrá un lema a partir de ahora, que será breve, tres palabras, tomadas de la Palabra de Dios, y en latín. ¿Qué lema será? Mañana lo daré a conocer pero como dicen que el café es el octavo sacramento de la Iglesia, regalaré un paquete de café católico, que hacen unos carmelitas en Wyoming y que se llama “Mystic Monk” (y que tiene fama de ser el mejor café a este lado del Paraíso) a la primera persona que de aquí a mañana, antes de la Misa, acierte la respuesta en Flocknote 😊
Que Dios os bendiga a todos.