Mis más sentidas disculpas por los errores del pasado Domingo de Ramos
Si me lo permiten, quiero hacer un inciso e interrumpir durante unos días las reflexiones que veníamos haciendo acerca de la curación del leproso que aparecen en el primer capítulo del Evangelio de San Marcos. El motivo es referirme a lo que muchos en Santa Ana vivimos hace solo 2 días, con la bendición de los hogares con el Santísimo Sacramento. Creo que nunca antes había vivido una manifestación tan espontánea, genuina, profunda y conmovedora de amor a la Eucaristía como la que presencié en tantas familias durante el pasado Domingo de Ramos.
Sin embargo, antes de hablar de las bendiciones que recibimos todos y de los agradecimientos a tantas personas, en el día de hoy querría disculparme ante Vds. por los fallos cometidos. Especialmente, quiero pedir perdón por los retrasos. Hubo familias que aguardaron durante horas antes de poder recibir al Señor en la Eucaristía. Creo que la experiencia nos ha servido para aprender y poco a poco iremos haciéndolo mejor, con la ayuda de todos.
De manera especial, quiero pedir perdón a las 134 familias a las que no pudimos visitar. Sé que muchas de Vds. estaban aguardando con gran ilusión y quiero decirles que, si nos lo permiten, este Domingo, que es el Domingo más importante del año, iremos a sus casas para bendecirles como hubiéramos querido hacer el domingo pasado. Si en el Domingo de Ramos la ocasión para hacerlo era la entrada triunfal en Jerusalén, el próximo Domingo será la resurrección del Señor, y no hay celebración más maravillosa que ésa. Iremos a sus casas y les llevaremos la presencia de Cristo resucitado, como en aquella primera mañana de Pascua, para transformar su tristeza en alegría.
Visitamos unos 330 hogares durante más de 13 horas ininterrumpidas. Realmente, a partir de las 9:30 de la noche, se hizo muy difícil continuar. Por un lado, no sabíamos si las familias estarían ya despiertas. Por otra parte, no se veía bien el número de las casas y eso también ralentizaba todavía más el proceso. Así mismo, quiero disculparme por nuestros fallos de comunicación. Hubo un momento en que se hizo muy difícil gestionar tantas peticiones, tantas preguntas, tantas dudas. Además, siempre es más complicado la primera vez.
En este sentido, hubo un error de comunicación cometido por mí cuando les dije que visitaríamos primero las casas más próximas al campus parroquial. Obviamente, eso no fue así en muchos casos. No sé bien cómo la aplicación hizo los cálculos de rutas, itinerarios y visitas pero hubo familias que viven a 5 minutos de la parroquia que no fueron visitadas porque, en la lista, quedaron situadas en los últimos lugares. Perdón también por eso.
Una de las enseñanzas de esta experiencia es que visitar a todas las familias en un solo día es imposible. Lo intentamos y quisimos hacerlo, pero 500 hogares son muchos para solo 4 personas. Estos números explican también, en parte, los errores en las horas estimadas de llegada. Si tuviéramos 20 sacerdotes (por ejemplo), y cada uno tuviera que visitar a 10 familias, los tiempos de llegada serían más exactos, pero cuando la situación es la inversa, cuando estamos hablando de unas 500 familias para 4 personas, es muy difícil ser preciso en el horario estimado de llegada. En el futuro, tendremos que dividir las visitas en varios grupos y varios días, con el propósito de no hacerles a Vds. esperar tanto tiempo y asegurarnos que nadie se queda sin recibir al Señor.
Termino hoy, pidiendo nuevamente perdón y agradeciendo la paciencia que todos tuvieron con nosotros. Sólo podemos aprender de los errores y, como les mencionaba antes, con la comprensión y la paciencia de todos Vds., cada vez iremos haciéndolo mejor.
Muchas gracias y que Dios les bendiga.