Solemnidad del Cuerpo y La Sangre de Cristo (Homilia)
mayo 29, 2016 1:00 p. m. · Sergio Muñoz Fita
Y qué celebración, que solemnidad mas hermosa, la que celebra la iglesia en el Domingo de hoy- La fiesta del santísimo cuerpo y sangre del Señor. Se nos recuerda hoy que Dios ha querido tanto al mundo, nos ha amado a cada uno con tal intensidad que ha querido permanecer a nuestro lado. El Señor que debía partir, tenia que padecer y morir por nuestros pecados para traernos la salvación, quiso a la vez, compartir la vida con nosotros. Y ese milagro lo hizo posible en el sacramento de la Eucaristía.
Y nosotros hoy, renovamos la fe Católica a proposito de este sacramento. Nosotros sabemos que después de las palabras de la consagración, el pan y el vino desaparecen, y se hace presente Cristo vivo! Su cuerpo, su sangre, su alma, y su divinidad. Y Cristo viene a nosotros como escuchábamos en la secuencia antes del Evangelio para darnos vida, el que coma mi carne y beba mi sangre, tiene vida eterna! Y yo lo resucitaré en el último dia.
La palabra de Dios no falla nunca. Dios realiza siempre aquello que dice. Y por tanto las promesas de Dios siempre se cumplen. Y el Señor que quiere que después de la peregrinación por este mundo podamos entrar en comunión de vida con El, nos ha querido dar esa gracia a travez de los sacramentos, y de manera particular hoy, en el sacramento de la Eucaristía. Todos los santos han destacado por su amor a Jesus sacramentado. Han sido capaces de afrontar todas las dificultades de la vida y superarlas, precisamente porque Cristo estaba con ellos.
Recuerdo por ejemplo a San Claudio, allá por el siglo 17 quien haciendo una vez ejercicios espirituales, escribió con su propia letra "Recibire a Cristo todos los dias. Quien puede detenerme ante el poder de Dios." Y asi a lo largo de la historia de la iglesia vemos como la vida de muchas personas queda transformada cuando se enamoran de Jesucristo verdaderamente presente en el santísimo sacramento. Yo hoy tengo en el pecho una mezcla de sentimientos, porque por un lado uno siente el gozo y la alegria de celebrar la presencia de Jesus entre nosotros. El don mas grande que tiene la iglesia, el beneficio mayor que podemos recibir en esta vida y en la otra, es la comunión con Cristo que se realiza en la Eucaristía.
Pero por otro lado, también experimenta uno, una cierta pena, incluso, tristeza, al comprender un poquito al menos, lo poco que queremos a Jesus en el santísimo sacramento. El hecho de que el esta aqui continuamente para compartir la vida con nosotros, para darnos la gracia que necesitamos, la fortaleza, que no tenemos porque somos débiles y muchas veces nosotros intentamos llenar el alma, y buscar la felicidad en tantas cosas, que finalmente terminan por defraudarnos. Nuestra vida seria muy diferente, queridos hermanos, si recibiéramos al Señor con fe viva.
El Jueves pasado, en la ora santa, recordando el santo del Dia, al Sn Felipe Neri, recordábamos como El celebraba la santa misa. Era sacerdote en su capilla celebraba ordinariamente, y justo después de la comunión, mandaba que se apagaba las velas de cera, en aquella época, y que cerraran la puerta. Y que durante dos horas, se quedaba Sn. Felipe Neri, en dialogo amoroso con Dios. Y el monaguillo tenia que poner una señal en la puerta que decía "El padre está en oración, no interrumpir." Y cuando habían pasado las dos horas, regresaba el monaguillo, tocaba la puerta, y si no escuchaba respuesta del otro lado, se volvía marchar, porque Sn Felipe no habia terminado de hablar con Jesus.
Como se transformaría nuestra vida entera si nosotros recibiéramos a Jesus con la misma devoción. Si buscaramos de verdad con anhelo, con ímpetu, esos momentos de comunión íntima con Dios. Y seguramente me habrán escuchado en alguna u otra ocasión contar la anécdota de Santo Domingo Sabio. Aquel niño que murió con 14 años y que una mañana se perdió y no sabían donde podían encontrarlo, y el director del oratorio en que se encontraba aquel niño de 14 años, Sn Juan Bosco pidió a los compañeros de Domingo que lo buscaran por todas partes. Y no fueron capaces de hallarlo. Iba pasando la mañana y no sabían donde se encontraba Domingo. Preocupado, Don Bosco finalmente a eso de las 12, la 1 de la tarde, entra en la iglesia y se acerca al sagrario. Y en la parte trasera del sagrario, había como un especie de nicho, y cuando El se da la vuelta, encuentra en aquel rinconcito en aquella iglesia, aquello niño que estaba de rodillas en aquella sagrario.
Y Don Bosco llama a Domingo y le dice por su nombre "Domingo!"...el niño no responde. Y vuelve a decir "Domingo!" Y el niño tiene la mirada perdida. Y finalmente Don Bosco le zarandea un poquito, el niño vuelve en si, y le dice a Sn Juan Bosco: "Don Bosco, a terminado ya la misa?" La misa la habían celebrado a primera hora de la mañana. El niño estaba durante 5 o 6 horas en oración, gozando de Cristo, Eucaristía, y no había sido consciente ni siquiera de que ya se había acabado la misa horas antes. Encontramos nosotros ese gozo en Cristo Eucaristía? O estamos distraídos en otras cosas? Y el Jueves pasado el Santo Padre Francisco en su homilía, con motivo de la solemnidad de Corpus Christi compartido 2 ideas, que me gustaría dejar aquí para que cada uno le reflexione en silencio. Con motivo del Evangelio que hemos escuchado en el dia de hoy.
La primera idea es, que cuando Cristo realiza el milagro de la multiplicación de los panes, El cuenta con lo poquito que nosotros podemos hacer. Es evidente que el Señor no necesitaba de 5 panes y 2 peces para obrar el milagro. Y sin embargo pregunta a la gente "Que teneis alli?" Y contestan: "5 panes y 2 pescados, pero qué es eso para dar de comer a una multitud tan ingente de personas?" Y el Señor dice "Traedmelos." Y el pronuncia la bendición sobre lo poquito que le han presentado. Y cuando lo hombres hacemos lo que está de nuestra parte, entonces Dios obra el resto. Realiza lo que no podemos hacer nosotros.Y esto es muy importante en la vida Cristiana. Cuántas veces queremos que Dios haga lo que nos corresponde realizar a nosotros? Y le pedimos que haga milagros incluso cuando a veces nosotros no estamos dispuestos a mover un dedo para cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida. Y el Señor que podría hacerlo todo, quiere tener necesidad de ti. Cuenta contigo, te toma en serio, te ha creado para que colabores con Él en la obra de la salvación de los hombres. Y no solamente eso, cuando Cristo obre el milagro, vuelve a pedir a los apóstoles. Ahora que yo he multiplicado los panes y peces, repartirlos vosotros a la gente. Y de nuevo nos encontramos con la misma idea: Dios llega y está dispuesto a obrar milagros por nosotros. Y veríamos muchos más milagros en el mundo de hoy si tuviéramos fe, con una condición: Y es que nosotros pongamos de nuestra parte todo lo que podemos.
Con una frase genial, Sn. Ignacio de Loyola decía: "Tenemos que rezar como si todo dependia de Dios. Pero después hay que trabajar como si todo dependiera de nosotros." Y este es el equilibrio que han encontrado lo santos. Y han sido capaces de compaginar la gracia de Dios y el esfuerzo humano.
Y la segunda idea que nos dejaba el santo padre hace unos días: El meditaba respecto a la palabra con la cual en el libro de los hechos de los apóstoles, se habla de la Eucaristía. Como saben, aquel libro de Sn Lucas describe la Eucaristía con estas palabras. Los apóstoles se reunían para la fracción del pan. Y el santo padre comentaba como Cristo en la Eucaristia no solamente se nos da, sino que se nos da completamente. Es un Cristo, si entienden la expresión, quebrado, que ha llegado a partirse el alma y a dejarnos toda su vida divina por nosotros en el sagrario. Y por tanto, la medida del amor de Cristo Eucaristía vale también para nosotros. Y el Señor desde el sagrario, nos esta enseñando que el amor solamente es Cristiano cuando llega hasta el final. Y que en al amor a Dios, y en el amor al prójimo, tenemos que llegar al punto de rompernos también nosotros en el servicio por los otros.
Y si no llegamos a ese punto, si damos, y nos guardamos, si nos entregamos, pero no nos ofrecemos del todo, entonces no tendremos ni idea de lo que es la caridad Evangélica. Y Dios quiere que le recibamos, pero después quiere que el amor que el pone en nuestros corazones, nosotros lo compartamos, y lo llevemos a aquellos que tal vez viven alejados de Dios, y que no se encuentran en países lejanos, porque están en nuestras propias familias, o vecindarios, o comunidades. Y concluyo con una anécdota que creo que no les he contado todavía.
Que tiene como protagonista a una chica joven que se llamaba Sofia, Sofia Verdansca. Y era una chica Polaca, la historia tuvo lugar antes de la 2a guerra mundial. Y esta mujer, esta joven, había perdido a su papa, su mama. Era pobre, tenía también un hermanito y entendió que muy pronto se tenia que ir a trabajar a llevar dinero a la casa para poder mantener a su familia. Y decidio buscar un trabajo como insitruiz. Sabían que en aquella época, lo profesores no se limitaban solamente en enseñar, sino que vivía en la misma casa con las familias. Y por tanto le enseñaban a los niños, pero al mismo tiempo trataban de educarlos en una forma de vida. Y aquella joven empezó a buscar por las familias más adineradas de varsovia, la capital de Apolonia, pues un puesto de trabajo que le permitiera de una manera mantener a los suyos. No encontraba nada, hasta que finalmente allo el lugar de una familia judía.
Y entonces al llegar alli, ella presenta sus informes, y la mamá que era quien estaba haciendo la entrevista de las institruizes al darse cuenta de la hoja que le presentaba de lo bueno que era aquella joven le dice: "Tiene usted una muy buena historia profesional, pero quisiera hacerle una pregunta: Usted no es Judía, verdad?" Y aquella chica con honestidad le contesta "No Señora, yo soy Cristiana." Y entonces la mujer le dijo "Mire, yo tengo la intención de contratarla, pero para mi esposo y para mi, nuestra fe Judía es muy importante. Y estoy dispuesto a tenerla en casa con la condición de que Usted jamas hable de Jesucristo. Nosotros queremos mantener a nuestros hijos en la fe que han recibido."
Y aquella chica piensa en su mamá, en su hermano, se da cuenta de la oportunidad profesional que tiene delante de si, y finalmente haciendo un sacrificio grande dice: :"No se preocupe Señora, le doy mi palabra, no hablaré de JesuCristo." Y comienza a trabajar. Y lo que la señora no le había dicho era que sus cuatro hijos eran unos demonios, y que de hecho, ella había sido contratada porque todas la institruizes anteriores habían terminado por salir de allí corriendo porque no había forma de aguantar a aquellos 4 diablillos.
Y aquella chica acepto trabajar en la casa de la familia Erenstein con la unica condicion de que se le permitiera una vez en la semana, los Domingos, poder salir temprano cuando todavía las farolas nuestras estaban encendidas para acudir a la santa Misa. Y le dijo "Señora, yo necesito ese momento para mi. Le pido solamente un instante los Domingos por las mañanas." Y hay otra cosa que no les he comentado. Y es que cuando aquella joven comenzó a trabajar, le pidió a su madre un broche que ella tenía en casa de esos antiguos, que muchos de ustedes posiblemente hayan visto en sus casa, y ella escribió algo que puso dentro de aquel broche que ella siempre llevaba al cuello.
Y a veces los niños al verla que llevaba algo allí le preguntaban: "Que tienes allí colgando en tu cuello?" Y Sofía les contestaba "no tiene importancia, el mi secreto, es algo para mi."
Bueno pues, la mama comienza a ver que en aquellos 4 niños se comienza a producir una transformación, y que se empiezan a portar bien. Y que donde antes había irresponsabilidad, esos niños empiezan a cumplir con sus propias obligaciones. Y teme que Sofía haya dicho algo sobre Jesús. Y les pregunta y verifica que realmente Sofía está cumpliendo con su palabra, que no está diciendo nada de su fe Cristiana. Y finalmente llegamos al final de la historia, se desata en varsovia una epidemia. Y la epidemia contagia al penúltimo de los niños, a Jaim. Y el niño comienza a tener granitos por la cara, se le hincha el rostro, y el médico le dice que el niño tiene que estar en cuarentena. Hay que apartarle porque tiene una enfermedad muy infecciosa. Y tenemos los hospitales llenos de personas, por tanto lo mejor es que le reserven una habitación en la casa.
Quien va cuidar de aquel niño? La mamá dice "Yo tengo un negocio, necesito estar allí." El padre también trabaja. Y Sofia entiende que Dios le esta llamando allí a quererle en el cuerpo enfermo de aquel niño. Y le dice: "Señora, no se preocupe, que yo me ocuparé de su hijo." Después del niño penúltimo, otros 2 hermanos se ponen enfermos. Y Sofía dia y noche, cuidando los desvelándose para que puedan curar consigue que finalmente los 3 niños se sanen. Pero cuando ellos sanan, es ella la que se pone enferma. De la enfermedad que habían parecido los 3 chicos.
La llevan al hospital, y 3 días después, Sofia muere. Y después de muerta, años después, toda la familia acudió en el aniversario del fallecimiento de aquella joven a la iglesia de Sn Alejandro, en Varsovia, para ser bautizados y poder recibir la sagrada comunión. Y donde estuvo el secreto de la conversión de aquella familia? Lo encontramos en el broche que Sofia llevaba al cuello continuamente. Porque cuando ella murió finalmente le quitaron ese objeto, y al abrirlo encontraron un papel doblado en el que ella había escrita estas palabras: "Puesto que se me prohíbe hablar de Jesús, viviré como enseña Jesús."
Y aquella familia comenzó a recordar como había vivido aquella joven generosa desprendida, que había sido capaz de llegar a ese amor del que nos habla la Eucaristía, del que nos hablaba el Papa a partirse, a desvivirse en el servicio por los de mas. Y la fuerza que ella recibía en su comunión Dominical, le dio la gracia a ella de continuar hasta el final. Y aquella familia de volver después al Señor.
Pues esta es la gran lección que hoy nos deja Cristo en el misterio de la Eucaristía. La lección de un amor grande que es capaz de sobrellevar cualquier dificultad. La lección de entregarnos y de vaciarnos en el servicio por los de mas. Y la gracia de cuidar con mucha delicadeza la presencia sacramental de Cristo en la Eucaristía.
Pues vamos a pedirle a Dios, queridos hermanos, en esta fiesta de Corpus Christi, que si no le hemos querido en el misterio del altar como deberíamos, que a partir de ahora renovemos nuestra fe en la Eucaristía y sobre todo nuestro amor a Jesucristo sacramentado. Que asi sea.