IV Domingo de Pascua (Homilia)
abril 16, 2016 6:30 p. m. · Sergio Muñoz Fita
Homilias,
Pascua
El cuarto Domingo del tiempo de Pascua, como saben, suele llamarse el Domingo del Buen Pastor. Porque cualquiera de los ciclos litúrgicos se presenta el capítulo décimo del Evangelio de San Juan, donde el Señor se define a sí mismo como el Buen Pastor que da la vida por las ovejas. Y normalmente en este Domingo el Sacerdote suele aprovechar la predicación para invitar a los varones que no están comprometidos a que consideren la posibilidad real de entregar la vida en el sacerdocio.
De alguna manera, muchos de los aquí presentes participamos del oficio de Cristo, Buen Pastor. No tenemos que pensar necesariamente o exclusivamente en los sacerdotes. Porque de una forma o de otra, todos hemos recibido la responsabilidad de cuidar de la vida sobre todo del alma de otras personas. Es evidente que los padres de familia son, o deben ser buenos pastores de su propia familia. Los medicos tienen la obligación de ayudar a que sus pacientes se acerquen a Dios. Los profesores, los catequistas, etc., etc.
Tenemos que unirnos a Cristo para participar de sus propias virtudes. Para ser mansos con la mansedumbre de Cristo. Humildes y afables en el trato con los de mas, como lo era también nuestro Señor Jesucristo. Y por tanto el Domingo de hoy nos ofrece a todos la oportunidad de examinar nuestra consciencia a propósito de si la gente que vive a nuestro alrededor ve en nosotros a Jesus. Si somos modelos vivos de nuestro Señor. Si estamos dispuestos como lo estaba Jesus a dar la vida por nuestras ovejas, por las personas que Dios ha confiado a nuestra protección.
Pero de una manera particular se puede pensar que esta imagen de Cristo, el Buen Pastor, se aplica a las personas a las que Dios llama al sacerdocio. Con la misión recibida de Cristo a través de la iglesia de pastorear. Es decir, de conducir a todas las personas. Al pueblo de Dios, hacia los pastos verdes de la eternidad. Creo que muy importante que todos seamos conscientes de la importancia de que tengamos muchos y santos, sacerdotes. Y al mismo tiempo que tomemos consciencia de la urgencia de esta vocación tan admirable. No hace falta ya irse a tierras lejanas o de pensar simplemente en territorios de misión, porque hoy en día, en estos paises, tambien en nuestros propios paises que un dia fueron de tradicion Catolica, se aprecie el problema de la falta de vocaciones al sacerdocio.
Lo cual es una problema muy grande porque sin sacerdotes, no tenemos la Eucaristía. Sin sacerdotes, no tenemos el perdón de nuestros pecados en el sacramento de la penitencia. Si el sacerdote no se hace presente sacramentalmente, nuestro Señor Jesucristo. A mi me sobrecoge mucho pensar solamente en esta ciudad. Considerar que nuestra parroquia tiene aproximadamente 100,000 personas Para 3 sacerdotes. Cuantas veces muchos de ustedes nos invitan a participar en las actividades de sus ministerios o en la vida de sus familias y nos gustaría tanto poder estar allí y compartir con ustedes las alegrías y las tristezas de la vida diaria. Pero la realidad es que no llegamos a todas partes. Fijense para que se hagan una idea de la magnitud de una parroquia como la nuestra. Solamente familias Catolicas tenemos mas de 4,000 que estén registradas en la parroquia. Imagínense que un sacerdote se hiciera el propósito de visitar solamente a las familias Católicas, a pesar que su obligación a Dios es de salvar a todas las almas, también las de aquellas que no son Católicos como nosotros.
Pero imaginense que nos centraramos solamente en nuestras familias de aquí de Sta. Ana. Y que un esfuerzo ímprobo el sacerdo intentar a visitar una familia cada día durante todos los días del año. Al cabo de un año, habría visitado 365 familias. Tenemos mas de 4,000 en esta parroquia. Tenemos necesidad de sacerdotes que puedan extender los sacramentos y la vida sobrenatural a tantas almas como tienen, tenemos necesidad de ella.
Y me van a permitir concluir con una historia que muchos han escuchado ya porque la he repetido en alguna ocasión, que a mi me impresionó mucho cuando estaba discerniendo mi propia vocación al sacerdocio y que la cuenta San Juan Bosco en sus memorias. Como saben Juan Bosco es un santo muy especial que había recibido dones extraordinarias de Dios. A veces veía cosas que el resto de las personas no podemos ver. Y el como saben, realizó, o desarrollo su ministerio sacerdotal recibiendo a niños huérfanos, creando lo que llamaba "oratorios." Y el tenia un especial afecto hacia un niño que se llamaba Juan, como él, Juan Caliero, que nacía en su propio pueblo. Que era huérfano de padre, y que fue a estudiar con el al oratorio que tenia en la ciudad Italiana de Turin.
Y ese niño cuando tenia 8 o 10 años se pone gravemente enfermo. Como saben en el siglo 19 la esperanza de vida era mucho más pequeña. La gente vivia 30 o 40 años. Por lo tanto, cuando un niño se ponía enfermo, tenian que tener mucho cuidad porque muchos niños también morían en una edad temprana. Y los medicos de hecho habían desahuciado a Juan Caliero. Le habían pedido a Don Bosco que le administrara los ultimos sacramentos. Y el pobre Don Bosco, emocionado porque quería mucho a este niño. Cuenta que entro a la habitación y que de repente tuvo la certeza de que el niño no iba morir de aquella enfermedad. Entonces el niño le dijo "Don Bosco, quiero que me confiese y quiero recibir el viático, mi ultima communion." Y Don Bosco le dijo "no te preocupes Juan. No te va pasar absolutamente nada. Te vas a recuperar." Y el pobre niño le dice: "Pero Don Bosco me han dicho los medicos que esta es mi ultima enfermedad." "No hagas caso a los medicos, que vas a continuar adelante y no te va pasar nada."
Y efectivamente asi sucedió. El niño pasado unos dias mejoro. Y de esa mejora, paso después a una salud total. Entonces la gente se quedo impresionada de que Don Bosco estuviera tan seguro de que aquel niño no iba morir, cuando todo el mundo decía que si va hacerlo, y cuando la apariencia del niño era la de una persona que estaba al punto de presentarse al Señor. Y uno le pregunto: "Como Usted está tan seguro Don Bosco?" Y en un determinado momento el conto lo que le sucedio cuando entro en aquella habitacion.
Y el refiere que al entrar en la habitación, vio que a los lados del cama del niño, habia muchas personasa. El dice en sus memorias "muchos indios" que estaban al lado de Juan Caliero, que agonizaba en su enfermedad. Y que aquellas peronas estaban gritando: "Si este muere, quien vendrá a nosotros?" Y Don Bosco entiendo estas palabras en el sentido de que Juan Caliero iba sobrevivir, y que después siendo ya sacerdote iba ser misionero en una región lejana como efectivamente sucedió. Aquel niño llegaría a ser sacerdote. Llegaría después a ser obispo, y Cardenal, y fue enviado el primer misionero Salesiano que llego a Argentina, el territorio del cual o el pais en el cual nacio nuestro actual Padre Francisco.
Y entonces sobre esta vision que tuvo San Juan Bosco, el hace una refleccion que yo dejo aquí para quien la quiera recibir y refleccionar. Es evidente que el mundo tiene necesidad de recibir la palabra del Señor. En el Evangelio de este Domingo, Cristo ha dicho "Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco, y ellas me siguen." Yo me pregunto: "Como va el mundo a escuchar la palabra de Jesus si no hay quien se la lleve y la anuncie?...Entregando su vida entera." Es por tanto, una necesidad para la iglesia y para el mundo que haya jóvenes, hombres valientes que quieran ser sacerdotes de JesuCristo. Y que vocación tan bonita.
Decía un santo padre, San Juan Demaceno, que es la vocación más vivina entre las divinas. Porque esta cerca del Señor, y recibir la gracia, no para conservarlo o para quedarsela a él, sino para después repartirla con sus hermanos.
Por eso vamos a hoy pedirlo al Señor en este Domingo del Buen Pastor, que nos conceda a todos el corazón misericordioso del Señor. Que hacia todas las personas que se encuentran cerca de nosotros sepamos ser buenos pastores. Sepamos llevarles hacia el Señor que da la vida. Y pedimos tambien que Dios toque el corazón de muchos varones o de muchas jóvenes para que en el discernimiento y en la oración escuchen la voz del Señor que les dice "Sígueme", y se atrevan a dejarlo todo y dar la vida totalmente por JesuCristo. Que asi sea.