Fiesta del Bautismo del Señor en Tiempo de Navidad y Epifanía (Homilía)
enero 09, 2022 1:00 p. m. · Sergio Muñoz Fita
El mundo necesita encontrar motivos para ser más humano. La Navidad, que concluye este Domingo con la Fiesta del Bautismo del Señor, es una de esas poderosas razones: Dios nos enseña a ser hombres haciéndose uno de nosotros. En Adviento, tiempo de preparación para la gran fiesta del nacimiento de Jesús, la figura central fue una mujer embarazada, que guardaba en su vientre al Salvador del mundo. La vimos visitar a Isabel, en esa página del Evangelio que es un verdadero canto a la maternidad. El Hijo de María, un embrión de apenas unos pocos días, santifica con su presencia oculta a su primo san Juan Bautista, que ya era por entonces un bebé de seis meses bien formado. Más tarde, en Belén, hemos podido contemplar otro año más la maravilla del nacimiento del Verbo encarnado. Nos encontramos de nuevo ante una exaltación del misterio de la vida humana que, a la vez, se veía amenazada desde sus inicios por la ira del rey Herodes, que intenta matar sin compasión al Autor de la Vida. Sin embargo, la Vida se abre paso, y hoy celebramos la manifestación de Cristo como Hijo amado del Padre, formado en el seno materno (como nos ha dicho Isaías) para ser una alianza de la gente y una luz para las naciones.
Una madre en cinta, un niño recién nacido, un poderoso que intenta arrebatar la vida del bebé… Cabría esperar que, dos mil años después de aquellos acontecimientos, el mundo (especialmente nuestro mundo occidental, de raíces cristianas) hubiera finalmente aprendido la lección. Sin embargo, es triste, es dramático, es terrible comprobar que en el siglo XXI los hombres seguimos tropezando en la misma piedra, buscando la eliminación de vidas humanas indefensas. Lo digo porque hace pocos días leí una noticia encabezada bajo este título: «el aborto fue la causa número uno de muertes en 2021». El cuerpo de la información daba unas cantidades que voy a compartir ahora con Vds.: obviamente, estas cifras no son “verdad revelada”, pero creo que pueden ayudarnos a hacernos una idea de la magnitud del genocidio silencioso que está teniendo lugar ante nuestros ojos.
Según esta investigación, más del 42% de todas las muertes totales en 2021 fueron de niños en el vientre materno. El año pasado, que acabamos de despedir, murieron aproximadamente 101,5 millones de personas, de los cuales más de 42 millones fueron niños abortados.
Queridos hermanos: el mal del aborto ha alcanzado dimensiones apocalípticas. Con ningún otro tema queda más en evidencia nuestra hipocresía como sociedad pues, como decía san Juan Pablo II, «¿qué sentido tiene hablar de la dignidad del hombre, de sus derechos fundamentales, si no se protege a un inocente, o se llega incluso a facilitar los medios o servicios, privados o públicos, para destruir vidas humanas indefensas?» (2 de noviembre de 1982).
No puedo evitar establecer una triste comparación con el caso actual del covid. En los últimos dos años, hemos vivido una situación terrible con todo lo que ha sucedido a raíz del virus del coronavirus. Se ha utilizado la palabra pandemia para hablar de la gravedad de la enfermedad. Los Estados han invertido recursos extraordinarios para frenar y paliar el impacto del virus. Esta catástrofe ha afectado la existencia, probablemente, de todos los habitantes del planeta. Muchos tienen la sensación de que a la vida de nuestras sociedades se le ha dado la vuelta completamente. Han muerto y están muriendo muchísimas personas, y casi todos conocemos a alguien o tenemos algún familiar que ha fallecido como consecuencia del coronavirus. Pues bien, si esto se ha hecho por un virus que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, se llevó el año pasado aproximadamente a 3,5 millones de personas, ¿qué deberían hacer los poderes públicos y la sociedad en su conjunto para erradicar un mal como el aborto que en el mismo periodo de tiempo ha sesgado la vida de 42,5 millones de niños? Por cada víctima de coronavirus en 2021, han fallecido 12 niños en el vientre materno. Si con el coronavirus, que cuenta entre sus víctimas a menos de 4 millones de fallecidos, usamos la palabra pandemia, ¿qué término debemos usar para el aborto, con más de 40 millones de pérdidas humanas inocentes?
Queridos hermanos: hoy es el Bautismo del Señor. Celebramos el hecho de que Dios, en su Hijo Jesús, quiere tener una relación personal con cada hombre que viene a este mundo. La vida sobrenatural de la gracia se desarrolla sólo sobre la base de una vida natural que exige, como primera condición, la posibilidad misma de su existencia. Sin vida no podría haber Vida. Que estas fiestas de Navidad que hoy concluimos y que exaltan a un Niño que es Dios, un Niño que necesita cuidados y atenciones como cualquier otro niño concebido, nos enseñen a proteger sin matices, a venerar siempre y a estimar en cualquier circunstancia el don de la vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural.