
XXII Domingo Ordinario (Lecturas)
agosto 30, 2015 1:00 p. m. · Jesucristo

Primera lectura: Dt 4, 1-2. 6-8 Salmo Responsorial: Salmo 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 Segunda lectura: Sant 1, 17-18. 21b-22. 27 Evangelio: Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23
Primera lectura
Dt 4, 1-2. 6-8
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: “Ahora, Israel,
escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en
práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que
el Señor, Dios de tus padres, te va a dar.
No añadirán nada ni
quitarán nada a lo que les mando: Cumplan los mandamientos del Señor que
yo les enseño, como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y
cúmplanlos porque ellos son la sabiduría y la prudencia de ustedes a los
ojos de los pueblos. Cuando tengan noticias de todos estos preceptos,
los pueblos se dirán: ‘En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y
prudente’.
Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga
dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como
toda esta ley que ahora les doy?”.
Salmo Responsorial
Salmo 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5
R. (1a) ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
El hombre que procede honradamente
y obra con justicia;
el que es sincero en sus palabras
y con su lengua a nadie desprestigia.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien no hace mal al prójimo
ni difama al vecino;
quien no ve con aprecio a los malvados
pero honra a quienes temen al Altísimo.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien presta sin usura
y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes,
ése será agradable
a los ojos de Dios eternamente.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Segunda lectura
Sant 1, 17-18. 21b-22. 27
Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del
creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras. Por su propia
voluntad nos engendró por medio del Evangelio para que fuéramos, en
cierto modo, primicias de sus creaturas.
Acepten dócilmente la
palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan
en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a
ustedes mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre,
consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones,
y en guardarse de este mundo corrompido.
Aclamación antes del Evangelio
Sant 1, 18
R. Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad, el Padre nos engendró
por medio del Evangelio,
para que fuéramos, en cierto modo,
primicias de sus creaturas.
R. Aleluya.
Evangelio
Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas
venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús
comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los
fariseos y los escribas le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos comen
con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?” (Los
fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos
hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del
mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas
otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las
ollas).
Jesús les contestó: “¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es
inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino
preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres”.
Después,
Jesús llamó a la gente y les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanme.
Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es
lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las
intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los
adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno,
las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas
maldades salen de dentro y manchan al hombre”.